jueves, 13 de diciembre de 2007

ME HE COMPRADO UN MONO REPETIDOR

Aquí estamos de semana sabática. ¿y por que? Pues la verdad, es que porque si. Estaba pasando unos días un poco desconcertado en el trabajo y he preferido desconectar a tiempo de enrrabiarme. Bueno semana sabática para mi, que para Ester no. La han contratado esta semana en una agencia para una sustitucion. Tenéis que verla por las mañanas teniendo que levantarse antes para ir a trabajar, y yo en la camita mirándola lo guapa que esta con su tripón. Para ser realistas, tampoco me quedo en la cama, pues ya que ella es la que trabaja esta semana, pues yo me encargo de levantar a Diego y llevarle a la guardería. El enano esta un poco desconcertado:

-Papi,¿mami ande eta?

-Mami se ha ido a trabajar.

-NO, a trabajar papi, mami no.

Toma geroma, aqui uno no puede tomarse un descansillo.

Ya llegan las navidades, y me estoy dando cuenta de lo importantes que son en la sociedad. Para un niño la navidad es sinónimo de felicidad. Ya en Diego a pesar de ser un miko, cuando le hablo de los reyes magos se le iluminan los ojos, y Papa Noel le hace sonreír, y las luces... la navidad es de los niños, y hay que intentar que lo siga siendo. Es muy importante hacerle sentir esa alegría que diferencia el resto del año. Que además les hace sentir importates, pues ven que los reyes y Papa Noel se acuerdan de ellos, les hace sentirse importantes.



Ya llegan las navidades, y con ello regalos, gastos de dinero,... y también la fiesta de la guardería. Es una fiesta de una hora fuera del horario normal, que se reunen los enanos disfrazados de motivos navideños. El año pasado Diego fue de pastorcillo. Esta tarde compraremos el de este año.
Menudo fin de semana de trabajo que hemos tenido, yo con el montaje de las fiestas y la cena de la charanga y Ester gracias a que yo no estaba de cuidar a Diego. Pero bueno al mal tiempo buena cara. Una de las cosas buenas para Diego es que como Ester se llevaba el coche a trabajar, y yo tenia la furgoneta de la empresa, pues claro el y yo íbamos a todo los lados con la furgoneta, y claro de estar en el coche atrás y la altura de todos los coches, ha estar en la furgoneta a mi lado, y mas alto que nadie, pues el otro mas emocionado que todo. Gritando a todos los coches, saludando a todos los autobuses y diciendo adiós a todo el mundo.

El viernes hicimos Tour de Burgos el enano y yo. Como Ester trabajaba, pues nos íbamos a acercar al centro los dos dando una vueltecilla. Pero Diego se puso burro de que el quería ir en triciclo. Lo valore durante dos minutos: llevar el triciclo conlleva, tener que cargar con el triciclo durante mas del trayecto y si tengo mala suerte llevar a el triciclo en una mano y a Diego a hombros. El problema fue que en esos dos minutos que tarde en decidirme, ya habíamos salido de casa y Diego iba en su triciclo mas contento que el punteras con zapatos nuevos. Lo primero que me di cuenta es que tiene problemas para pedalear con ese vehículo. Mientras la inercia le ayuda si que realiza bien el movimiento, pero cuando ya debe desarrollar mas fuerza con las piernas para avanzar, se pone burro aprieta con la pierna para adelante para avanzar, pero lo que consigue es torcer el volante y agarrotarse la pierna. Acto seguido cometí el error mas grande de la tarde, que fue el empujarle durante unos minutos. Esos minutos fueron maravillosos para Diego, avanzaba y no se llevaba mal rato por no conseguir moverse. Así que claro cuando le al rato que no seguía empujando, dijo que ni por asomo se me ocurriese dejar de empujar, y si al final se me ocurría no empujar, que me buscase la vida para que el siguiese avanzando sin pedalear. Y allí estaba yo parado, pasando frió en el espolón, con un cabezón montado en triciclo en mis pies, que tenia claro, que no se iba ni a bajar del triciclo ni a molestarse mucho en pedalear. Así que cogí mi bufanda, se la ate al manillar y hay estaba yo tirando del grumete como si fuese el burro de carga. La gente que nos iba viendo soltaba la sonrisa maliciosa esa que soltamos todos, cuando vemos a un padre subordinado a los mandatos de sus caciques hijos. Llegamos a casa de Eduardo, estuvimos cinco minutos y al marcharnos le digo:

-Diego vamos al triciclo.

-NO papi.

-¿como que no?¿ Hay que coger el triciclo?

-NO papi. Triciclo aquí Eduardo.

Entendido ¿no?. Y allí esta el triciclo molestando en medio del comedor del tio Eduardo. Que el problema no es que le ocupe espacio, sino que como le de a este por subirse a una churri a casa para jugar, cuando esta vea el triciclo a lo mejor se piensa que nuestro Eduardo tiene un churrumbel y se le fastidia todo el plan. Pero bueno.

Ayer descubrimos que Lucia nos viene bailarina. Estaba Ester viendo "Dirty Dancing", esa película pastel de amoroncios y bailoteos (que fíjate tu con lo pastel que es y que la traducción del titulo sea Baile Guarro, que suena mas a película de adultos que todo). Pues la pequeña submarinista, cada vez que en la película se bailaban un mambo, se traía unos trajines para aca y para alla, que ni que estuviese en el Mira quien baila. Pero eso esta bien, que nos salga bailona como Diego, y vamos a ser la alegría da las cenas de familia.

Es increíble hasta donde nos intentan imitar estos pequeños seres que se crean en las tripas de nuestras mujeres para luego salir por sus bajeras. Todo lo que hacemos los padres, si te ve el enano lo intenta hacer. Desde echarte colonia en las manos y golpearte la cabeza para que empape, hasta no querer esperar en la acera con mami a que cambie el semáforo, porque esta viendo que papi a bajado un pie ya a la carretera. Pues bien, a Diego no le gusta nada ducharse. Eso de que le caiga agua en la cabeza y no le deje abrir los ojos no lo lleva bien. Pues el sábado, casi a la hora del baño. Me metí yo a duchar que tenia prisa, el me vio y dijo que quiera bañarse. Yo le explique que no me iba a bañar que me iba a duchar y que a el no le iba a gustar. Pues se quedo esperando a ver que era eso de duchar, y cuando vio como me duchaba le dijo a su madre que se quería duchar con papi. Y allí se metió, con lo ojos cerrados todo el rato, y pasándose las manos por el cuerpo porque me había visto que yo me pasaba la mano. Pero no vio, que es que yo tenia una esponja y el no. Mi pequeño monito repetidor.



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